Autora: Marie Kondo
Año de publicación: 2016
Género: no-ficción, autoayuda
Nº de páginas: 328
Editorial: Aguilar
Atrévete a vivir solo con lo esencial, con lo bello, con lo que realmente te aporta felicidad.
La magia del orden, de Marie Kondo, la gurú japonesa de la organización, ha revolucionado los hogares y las vidas de millones de personas a lo largo del mundo. Ahora, Kondo presenta una guía de su aclamado método KonMari con ilustraciones que explican paso a paso el plegado de todas las prendas, desde camisetas hasta calcetines, además de dibujos de armarios y cajones perfectamente organizados.
También
aporta consejos sobre algunas de las preguntas más frecuentes como si se
pueden guardar objetos «necesarios» que tal vez no generen felicidad.
Con orientaciones claras y categorías específicas que incluyen
utensilios de cocina, productos de limpieza, hobbies y fotos digitales,
este minucioso manual traerá felicidad a todo aquel que quiera
simplificar su vida.
¡Hola a todos! 🐇 Hoy vengo a hablaros otra vez de mi ídola: Marie Kondo. Sí, ya sé que algunos estáis hartos de mí y de mi nueva manía de organizarlo todo en vertical y por colores. En fin, todos tenemos derecho a tener un hobbie 😅. Ya os estuve hablando en Twitter y en el blog de cómo había aplicado el método KonMari o, como me gusta llamarlo a mí, «la gran tirada de julio» 😂. Si no la habéis visto todavía, os dejo la entrada: La magia del orden: Mi experiencia. Este método asegura que si eres capaz de llegar hasta el final, nunca más volverás al desorden, por lo que me puse manos a la obra sin pensarlo.
La felicidad después del orden es una guía sobre cómo poner en orden todas las cosas que nos causaron felicidad en La magia del orden y que, por tanto, decidimos quedarnos. ¿Hay un método especial para doblar la ropa interior? ¿Qué hago con las cosas que no me causan felicidad pero que son necesarias (ollas, herramientas, etc.)? Pues todas estas preguntas tienen su curiosa respuesta: aunque no causen felicidad, podemos conservarlas y darles las gracias por hacer nuestra vida más sencilla. Gracias, escoba, por barrer los desastres de mis conejos 😌.
He tenido algún que otro problema con esta nueva entrega del método KonMari. Es cierto que muchas de las cosas puedes ponerlas en práctica y, por tanto, ordenar de forma que todo ocupe menos espacio y quede más bonito, pero Marie Kondo ofrece principalmente soluciones de almacenaje idealizados. Ven a mi habitación y órdenala con tu método, a ver qué tal te va. En mi armario, toda la ropa de invierno tiene que caber en la única balda de arriba, donde según Marie Kondo deben ir los bolsos, y las camisetas comparten cajón con los pañuelos, cosa que podría considerarse casi una aberración 😂.
En este libro aparece una bonita ilustración de cómo Marie Kondo visualiza el orden dentro de un armario ideal: con la ropa ordenada de más largo y oscuro (izquierda) a más corto y claro (derecha). Bueno, yo tengo faldas negras y vestidos claros, ¿qué hago entonces? El armario queda precioso si tienes abrigos negros y faldas blancas, pero como sea al revés, ¿ya no vale de nada? En cualquier caso, no hay que tomar las instrucciones al pie de la letra. Está claro que esto es una guía y debemos optar por la organización que a nosotros nos haga la vida más fácil. Aquí abajo os dejo la ilustración y mi armario, para ver las diferencias:
Como ya os enseñé en la entrada sobre La magia del orden, tengo la suerte de poder dejar los bolsos, sombreros y cinturones en un perchero que está frente al armario, por lo que la balda superior queda libre para poder colocar la ropa de invierno (incluso las bufandas). Sin embargo, como solo tengo esta balda, me ha sido también imposible doblar la ropa al estilo KonMari, haciendo paquetitos que se mantienen en vertical; he tenido que hacerlo de la forma tradicional, con lo que las prendas inferiores se van a arrugar una barbaridad (lo sé, soy consciente de ello) 😓.
Lo que sí he hecho es seguir el orden de los cajones que Marie Kondo recomienda: abajo las partes más robustas (pantalones, leggings, shorts, etc.) y arriba las más ligeras y las que están más cerca del corazón (camisetas, blusas, etc). En mi caso, además de las camisetas (las blusas no las tengo dobladas, sino perchadas), también he incluido en este cajón los pañuelos (doblados al estilo KonMari, eso sí 💚). Justo encima de los cajones, una zona que siempre había tenido desaprovechada, he colocado la ropa interior, que antes estaba toda embutida y mezclada en un cajón del cuarto de baño. En la parte de arriba del armario veréis que ha desaparecido el trípode, ya que lo he guardado junto a la cámara réflex en una caja de plástico debajo de la cama para que esté protegido de la humedad y del polvo.
En definitiva, mi armario no se parece mucho a lo que Marie Kondo predica, pero lo he hecho lo mejor que he podido teniendo en cuenta el espacio del que dispongo y de mi rutina diaria. Por ejemplo, ella deja los complementos a la vista, pero a mí esto no me parece útil ya que yo no suelo llevar nada (a excepción del colgante de conejito) y, por tanto, ocupan un espacio valioso. Los accesorios los tengo guardado en una caja en la estantería; es de fácil acceso pero no lo tengo a la vista.
En la estantería, he puesto en práctica un par de consejos que me han gustado mucho. Antes de nada, he de decir que deshacerme de todos los libros que no me habían gustado, que ya no me hacían feliz o que sabía que no iban a ser leídos nunca, me ha hecho darme cuenta de la mentalidad acumulativa que tenemos (deseché más de 120 y la mitad ni siquiera los había llegado a abrir). Y ahora que ya no están apilados sin sentido, parece que corra un poco más el aire 😂 (¡nunca más compraré libros en tapa dura!).
He comprado cajas más bonitas que las que usé en un primer momento para guardar el material para las fotos, las cosas de papelería y los accesorios, y he subido los funkitos de Juego de Tronos a un lugar más elevado, donde puedo contemplar su beisea más cómodamente 🌝. También he cambiado de sitio el material de arte, dejándolo en la balda superior, y el de las cosas de aseo diario, para poder acceder a ellas de forma más cómoda. Vamos, que lo que tenía en un primer momento era un boceto y ahora tengo un boceto algo más trabajado, pero me da la sensación de que esta organización irá cambiando. Todavía me queda mucho por experimentar (me encanta mover las cosas cuando me aburro, ¿qué puedo decir? 😉).
Como no quiero alargar esta entrada más de lo necesario (aunque está siendo imposible 😅), quiero señalar en especial uno de los consejos de Marie Kondo: no escondas las cosas que te hacen feliz solo por el qué diran. Ella habla de una señora a la que le encantaban las setas y las cosas con forma de setas y tenía su colección escondida porque le daba mucha vergüenza. Después de la organización y la limpieza, dichos objetos tenían un lugar especial en la casa. Pues lo mismo pasa con los conejos en mi caso: antes estaban medio ocultos por otros cientos de cosas y ahora están ahí para que mi madre ruede los ojos y suspire cada vez que ve los peluches de conejitos de su hija de 26 tacos ya 😂. LIFE IS TOO SHORT TO CARE.
Por último, Marie Kondo también aconseja que decoremos nuestros espacios con cosas que nos alegren la vista. En mi caso, he decorado las puertas del armario por dentro con láminas de Van Gogh, las estanterías con postales que me trajo una amiga de Islandia y justo donde están los perfumes, en la mesilla de noche, tengo fotos de mis tres hijos. Lo último que hago antes de salir de casa es echarme un poco de colonia, así que son estas fotos lo último que veo *jugada magistral para empezar bien el día* 🐇🐇🐇.
Y, como en cuestiones de "alegrar la vista", no estoy mirando fijamente la estantería todo el día, también he puesto orden en otros espacios a los que no les presté la atención necesaria durante la primera transformación: la mesa de trabajo y la cama. Mi mesa es pequeña y no se puede hacer mucho con ella y la cama estaba inundada de cojines hechos a mano de los que no podía deshacerme. Sin embargo, unas semanas después, decidí dar el paso y cambiar un poco el look: añadí cojines nuevos y deseché otros que, aunque hubieran sido hechos a mano, estaban ya viejos y gastados (que no alegraban la vista, vamos).
La felicidad después del orden ofrece una lista exhaustiva de cómo ordenar todas las estancias y categorias de la casa, así que, en parte, ha sido un poquitín aburrida. No soy capaz de convencer a mi madre para que me deje organizar la cocina o el baño (ella es de esas persona que vive contenta entre el desorden 😟), por lo que estos capítulos no me han resultado útiles (de momento). Ahora cada vez que abro el armario de los vasos, tiraría la mitad. Lo mismo me pasa con las ollas y los platos y una especie de cristalería del paleolítico que tiene mi madre "expuesta" en un mueble horrible del salón que espero que no me toque de herencia 😩 (y solo está cogiendo polvo, porque no ha salido de ese aparador desde que se casó). En fin, la acumulación de mi familia me frustra, pero no puedo hacer nada contra ella, así que me siento impotente. Se me está yendo la pinza, no hace falta que me lo digáis que ya lo sé yo 😅.
Parece que me haya metido en una secta del orden, pero no (bueno, un poco sí 😏). Lo más probable es que alguien *normal* (normal aka not obsessed) que solo lea estos libros por curiosidad no sienta ninguna necesidad visceral de tirar todas sus cosas, pero a mí siempre me ha gustado el tema y una cosa llevó a la otra. Además, estoy en un momento de mi vida en el que siento que no tengo control sobre nada y el acto de organizar ha sido catártico para mí. Digamos que he tomado el control de las cosas en lugar de dejar que las cosas me controlen a mí (?????). Ya paro.
En definitiva, La felicidad después del orden no es más que La magia del orden desde una perspectiva más práctica. Marie Kondo deja de lado lo biográfico y anecdótico y relata hasta el más mínimo detalle de su método organizativo: qué hacer con los recibos, cómo doblar la ropa, cómo ordenar las sartenes y ollas o cómo reutilizar esas cosas que nos han hecho felices (que ya no usamos) y de las que no queremos deshacernos, entre otros muchos aspectos. En realidad, La felicidad no es la segunda parte de La magia; de hecho, con La felicidad, La magia es totalmente prescindible.
¡Hola a todos! 🐇 Hoy vengo a hablaros otra vez de mi ídola: Marie Kondo. Sí, ya sé que algunos estáis hartos de mí y de mi nueva manía de organizarlo todo en vertical y por colores. En fin, todos tenemos derecho a tener un hobbie 😅. Ya os estuve hablando en Twitter y en el blog de cómo había aplicado el método KonMari o, como me gusta llamarlo a mí, «la gran tirada de julio» 😂. Si no la habéis visto todavía, os dejo la entrada: La magia del orden: Mi experiencia. Este método asegura que si eres capaz de llegar hasta el final, nunca más volverás al desorden, por lo que me puse manos a la obra sin pensarlo.
La felicidad después del orden es una guía sobre cómo poner en orden todas las cosas que nos causaron felicidad en La magia del orden y que, por tanto, decidimos quedarnos. ¿Hay un método especial para doblar la ropa interior? ¿Qué hago con las cosas que no me causan felicidad pero que son necesarias (ollas, herramientas, etc.)? Pues todas estas preguntas tienen su curiosa respuesta: aunque no causen felicidad, podemos conservarlas y darles las gracias por hacer nuestra vida más sencilla. Gracias, escoba, por barrer los desastres de mis conejos 😌.
He tenido algún que otro problema con esta nueva entrega del método KonMari. Es cierto que muchas de las cosas puedes ponerlas en práctica y, por tanto, ordenar de forma que todo ocupe menos espacio y quede más bonito, pero Marie Kondo ofrece principalmente soluciones de almacenaje idealizados. Ven a mi habitación y órdenala con tu método, a ver qué tal te va. En mi armario, toda la ropa de invierno tiene que caber en la única balda de arriba, donde según Marie Kondo deben ir los bolsos, y las camisetas comparten cajón con los pañuelos, cosa que podría considerarse casi una aberración 😂.
En este libro aparece una bonita ilustración de cómo Marie Kondo visualiza el orden dentro de un armario ideal: con la ropa ordenada de más largo y oscuro (izquierda) a más corto y claro (derecha). Bueno, yo tengo faldas negras y vestidos claros, ¿qué hago entonces? El armario queda precioso si tienes abrigos negros y faldas blancas, pero como sea al revés, ¿ya no vale de nada? En cualquier caso, no hay que tomar las instrucciones al pie de la letra. Está claro que esto es una guía y debemos optar por la organización que a nosotros nos haga la vida más fácil. Aquí abajo os dejo la ilustración y mi armario, para ver las diferencias:
Como ya os enseñé en la entrada sobre La magia del orden, tengo la suerte de poder dejar los bolsos, sombreros y cinturones en un perchero que está frente al armario, por lo que la balda superior queda libre para poder colocar la ropa de invierno (incluso las bufandas). Sin embargo, como solo tengo esta balda, me ha sido también imposible doblar la ropa al estilo KonMari, haciendo paquetitos que se mantienen en vertical; he tenido que hacerlo de la forma tradicional, con lo que las prendas inferiores se van a arrugar una barbaridad (lo sé, soy consciente de ello) 😓.
Lo que sí he hecho es seguir el orden de los cajones que Marie Kondo recomienda: abajo las partes más robustas (pantalones, leggings, shorts, etc.) y arriba las más ligeras y las que están más cerca del corazón (camisetas, blusas, etc). En mi caso, además de las camisetas (las blusas no las tengo dobladas, sino perchadas), también he incluido en este cajón los pañuelos (doblados al estilo KonMari, eso sí 💚). Justo encima de los cajones, una zona que siempre había tenido desaprovechada, he colocado la ropa interior, que antes estaba toda embutida y mezclada en un cajón del cuarto de baño. En la parte de arriba del armario veréis que ha desaparecido el trípode, ya que lo he guardado junto a la cámara réflex en una caja de plástico debajo de la cama para que esté protegido de la humedad y del polvo.
Parece que la ropa esté apretada, pero no es así: se puede sacar una camiseta sin que las de los lados se muevan. |
Aquí también puedo quitar y meter prendas sin que el resto se mueva. |
En definitiva, mi armario no se parece mucho a lo que Marie Kondo predica, pero lo he hecho lo mejor que he podido teniendo en cuenta el espacio del que dispongo y de mi rutina diaria. Por ejemplo, ella deja los complementos a la vista, pero a mí esto no me parece útil ya que yo no suelo llevar nada (a excepción del colgante de conejito) y, por tanto, ocupan un espacio valioso. Los accesorios los tengo guardado en una caja en la estantería; es de fácil acceso pero no lo tengo a la vista.
En la estantería, he puesto en práctica un par de consejos que me han gustado mucho. Antes de nada, he de decir que deshacerme de todos los libros que no me habían gustado, que ya no me hacían feliz o que sabía que no iban a ser leídos nunca, me ha hecho darme cuenta de la mentalidad acumulativa que tenemos (deseché más de 120 y la mitad ni siquiera los había llegado a abrir). Y ahora que ya no están apilados sin sentido, parece que corra un poco más el aire 😂 (¡nunca más compraré libros en tapa dura!).
He comprado cajas más bonitas que las que usé en un primer momento para guardar el material para las fotos, las cosas de papelería y los accesorios, y he subido los funkitos de Juego de Tronos a un lugar más elevado, donde puedo contemplar su beisea más cómodamente 🌝. También he cambiado de sitio el material de arte, dejándolo en la balda superior, y el de las cosas de aseo diario, para poder acceder a ellas de forma más cómoda. Vamos, que lo que tenía en un primer momento era un boceto y ahora tengo un boceto algo más trabajado, pero me da la sensación de que esta organización irá cambiando. Todavía me queda mucho por experimentar (me encanta mover las cosas cuando me aburro, ¿qué puedo decir? 😉).
Como no quiero alargar esta entrada más de lo necesario (aunque está siendo imposible 😅), quiero señalar en especial uno de los consejos de Marie Kondo: no escondas las cosas que te hacen feliz solo por el qué diran. Ella habla de una señora a la que le encantaban las setas y las cosas con forma de setas y tenía su colección escondida porque le daba mucha vergüenza. Después de la organización y la limpieza, dichos objetos tenían un lugar especial en la casa. Pues lo mismo pasa con los conejos en mi caso: antes estaban medio ocultos por otros cientos de cosas y ahora están ahí para que mi madre ruede los ojos y suspire cada vez que ve los peluches de conejitos de su hija de 26 tacos ya 😂. LIFE IS TOO SHORT TO CARE.
Por último, Marie Kondo también aconseja que decoremos nuestros espacios con cosas que nos alegren la vista. En mi caso, he decorado las puertas del armario por dentro con láminas de Van Gogh, las estanterías con postales que me trajo una amiga de Islandia y justo donde están los perfumes, en la mesilla de noche, tengo fotos de mis tres hijos. Lo último que hago antes de salir de casa es echarme un poco de colonia, así que son estas fotos lo último que veo *jugada magistral para empezar bien el día* 🐇🐇🐇.
Y, como en cuestiones de "alegrar la vista", no estoy mirando fijamente la estantería todo el día, también he puesto orden en otros espacios a los que no les presté la atención necesaria durante la primera transformación: la mesa de trabajo y la cama. Mi mesa es pequeña y no se puede hacer mucho con ella y la cama estaba inundada de cojines hechos a mano de los que no podía deshacerme. Sin embargo, unas semanas después, decidí dar el paso y cambiar un poco el look: añadí cojines nuevos y deseché otros que, aunque hubieran sido hechos a mano, estaban ya viejos y gastados (que no alegraban la vista, vamos).
Estoy pensando en poner alguna foto encima de la pantalla. Podéis darme ideas 🐇 |
La felicidad después del orden ofrece una lista exhaustiva de cómo ordenar todas las estancias y categorias de la casa, así que, en parte, ha sido un poquitín aburrida. No soy capaz de convencer a mi madre para que me deje organizar la cocina o el baño (ella es de esas persona que vive contenta entre el desorden 😟), por lo que estos capítulos no me han resultado útiles (de momento). Ahora cada vez que abro el armario de los vasos, tiraría la mitad. Lo mismo me pasa con las ollas y los platos y una especie de cristalería del paleolítico que tiene mi madre "expuesta" en un mueble horrible del salón que espero que no me toque de herencia 😩 (y solo está cogiendo polvo, porque no ha salido de ese aparador desde que se casó). En fin, la acumulación de mi familia me frustra, pero no puedo hacer nada contra ella, así que me siento impotente. Se me está yendo la pinza, no hace falta que me lo digáis que ya lo sé yo 😅.
Parece que me haya metido en una secta del orden, pero no (bueno, un poco sí 😏). Lo más probable es que alguien *normal* (normal aka not obsessed) que solo lea estos libros por curiosidad no sienta ninguna necesidad visceral de tirar todas sus cosas, pero a mí siempre me ha gustado el tema y una cosa llevó a la otra. Además, estoy en un momento de mi vida en el que siento que no tengo control sobre nada y el acto de organizar ha sido catártico para mí. Digamos que he tomado el control de las cosas en lugar de dejar que las cosas me controlen a mí (?????). Ya paro.
En definitiva, La felicidad después del orden no es más que La magia del orden desde una perspectiva más práctica. Marie Kondo deja de lado lo biográfico y anecdótico y relata hasta el más mínimo detalle de su método organizativo: qué hacer con los recibos, cómo doblar la ropa, cómo ordenar las sartenes y ollas o cómo reutilizar esas cosas que nos han hecho felices (que ya no usamos) y de las que no queremos deshacernos, entre otros muchos aspectos. En realidad, La felicidad no es la segunda parte de La magia; de hecho, con La felicidad, La magia es totalmente prescindible.
¡Hola! Conocía a Marie Kondo por algunos de sus videos y de hecho, me ordené el cajón de las camisetas a su estilo. Le echaré un vistazo a este libro.
ResponderEliminarUn beso n.n
He leído maravillas de este libro, y solo se que lo necesito urgentemente. Se que si lo veo, me salto todos los libros a comprar y este entra de inmediato jajajaa
ResponderEliminarSaludos ♥
El problema que tengo con este libro que no tenía con el otro es la forma de organizar, mi armario tiene muy pocos cajones y además son pequeños y muy bajos por lo que doblar en vertical es imposible. Y bueno más cosas pero no sé por qué te estoy contando las características de mi armario jajajajaja
ResponderEliminarLo que me alegra que creo que no te dije en la otra entrada es que te reencontraras con la pintura y lo de ordenar la casa y que mi madre no quiera lo tenemos igual jajaja es más, cada vez que ordeno algo no tarda ni una semana en estar pero así que para qué...
Besos galletosos de genjibre
"Parece que me haya metido en una secta del orden" xD Totalmente. Pero vaya, muy interesante leer sobre tu experiencia. He de confesar que tu entrada anterior me motivo a deshacerme de varias cosas de mis estanterías incluso llené una caja de libros (enciclopedias y demás libros de ese estilo). Los libros pude llevarlos a deixalles, pero mi madre interceptó la bolsa con las cositas de mis estanterías y seguro que la guarda en el garaje ¬¬
ResponderEliminarUn saludo,
Laura.