La coneja por el mundo: Madrid

Este fin de semana pasado La Coneja estuvo en Madrid; fue un viaje corto y me quedé con ganas de más. De hecho, no tuvimos tiempo ni de entrar en una librería, así que, evidentemente, tengo que volver (*guiño guiño*). Hacía un montón de tiempo que no me pasaba por la capital. Creo que la última vez que fui tenía unos dieciocho años... y de eso hace ya más de seis. No encontré nada especialmente diferente, excepto que había mucha (mucha) gente. Demasiada para mi gusto. 

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Primero, fuimos a comernos unos churros a La Farola, podéis encontrar fotos en mi Instagram. Después, cuando ya habíamos cogido fuerzas para el resto de la mañana, hicimos la obligatoria parada en la Puerta del Sol para ver el reloj desde el que se dan las campanadas cada año. Apenas eran las once de la mañana, pero la plaza ya estaba rebosante de turistas. Casi no podíamos movernos. Me tuve que pegar con una excursión de chinos, un Bob Esponja y dos voluntarios de la Cruz Roja para que me dejaran hacer la foto en paz. Desde luego, qué cruz. 

Luego visitamos una iglesia, pero no me preguntéis cuál es, porque no tengo ni idea. Cogimos un autobús para llegar hasta allí, así podíamos ver el paisaje. El metro me resulta agobiante, por cierto. Bueno, volviendo a la iglesia: era moderna, así que la fachada no me llamó la atención, pero las vidrieras eran bonitas. 

Las calles del centro son preciosas. Todas las casas, las tiendas y los bares tienen algo que las hace únicas. De este detalle, en concreto, no me acordaba, así que hice mil fotos de las fachadas. No todas salieron bien, porque el sol estaba muy alto y había demasiada luz (y, de todas formas, no voy a poner cien fotos de casas en este post, qué aburrimiento). 

Comimos en el Restaurante Lateral (aquí podéis ver la foto de uno de los platos; no hice más porque había demasiada hambre, pero puedo decir que la comida estaba buenísima, aunque las raciones no eran especialmente abundantes). Después, fuimos a por los postres a La Mallorquina, que es una pastelería muy pequeña que hay en Sol. Aquí abajo podéis ver una foto de mi primer macaron (¡de chocolate!). El local estaba atestado, pero mereció la pena la cola. 

Y, por supuesto, tuvimos que parar en el Primark de la Gran Vía. Tiene cinco plantas y puedes encontrar prácticamente de todo, menos una caja donde pagar y unos probadores con menos de tres kilómetros de cola. Sin embargo, no pude decir que no a esta visita, porque sé que hay cosas seriéfilas y muy frikis y, claro, la cabra tira para el monte. También estuvimos en Zara, H&M y Desigual (pero no me gusta nada Desigual, así que lo he omitido de mi memoria). 

Con este nuevo cargamento, nos volvimos a Alicante. El AVE nos dejó en apenas dos horas y media en la estación, ¡en mi vida! Seré muy de pueblo, pero es que era mi primera vez en un tren de alta velocidad y no me dio tiempo ni a echarme una siesta, cuando me quise dar cuenta ya habíamos llegado a casa. Aquí abajo os dejo un resumen de mi espíritu consumista y ¡espero volver pronto!

1. Pijama de verano de Harry Potter [Primark, 7€]

2. Vestido corto [Zara, 26€] y chupa de "cuero" [Primark, 14€]

3. Camiseta de Friends [Primark, 8€]

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