Pelis #2: El secreto de Adaline

Título: El secreto de Adaline

Título original: The Age of Adaline

Director: Lee Toland Krieger

País: Estados Unidos

Año: 2015

Duración: 112 min.

Género: fantástico, romántica, drama

Reparto: Blake Lively, Michiel Huisman, Harrison Ford, Ellen Burstyn

Adaline Bowman (Blake Lively), quien a los 29 años milagrosamente dejó de envejecer por ocho décadas, ha llevado una vida solitaria, alejada de todo aquél que pudiera revelar su secreto. Sin embargo, un encuentro casual con el carismático filántropo Ellis Jones (Michiel Huisman) despierta su pasión por la vida y el amor. Un fin de semana con los padres de Ellis (Harrison Ford y Kathy Baker) pone en riesgo su secreto, por lo que deberá tomar la decisión que cambiará su vida para siempre.

La tenía en el disco duro desde hacía semanas y no me decidía a verla, hasta que, en una de esas tardes de peli y manta, le di al play. El secreto de Adaline no pretende ser la historia de amor que marque toda una generación, sino que aspira a ser romántica y encantadora a la vez que capaz de arrancarte una lagrimilla. Y lo consigue. 

Ellis (izq.) y Adaline (dcha.)

Para empezar, hay tres aspectos de esta película que me han encantado... y la historia no está entre ellos, porque lo único excepcional es la inmortalidad de la protagonista. Primero, Blake Lively: expresiva, pero sutil, y de belleza atemporal. No había visto nada suyo desde Gossip Girl, como si hubiera desaparecido. Al verla de nuevo, me he dado cuenta de que la había encasillado en petarda del Upper East Side (además, el personaje de Serena es uno de los que más odio en la serie), cuando, en realidad, tiene mucho potencial.  

Flemming (izq.) y Adaline (dcha.)

Segundo, el vestuario es precioso. De hecho, en algunos momentos me veía mucho más interesada en lo que llevaba puesto la actriz (¡o en los peinados!) que en lo que estaba diciendo. ¿Para qué vamos a mentir? En películas de este género, nuestras expectativas se cumplen sin sorpresa alguna. Excepto un giro argumental que no esperaba, el resto se resume en lo siguiente: melodrama fantástico sin ser grandilocuente. Podría haber sido más, porque el tema de la inmortalidad da para mucho, pero los guionistas han querido centrarlo en el amor/desamor que, aunque perfectamente respetable, está bastante manido. 

Por último, el maromo, quien, por cierto, también hace de maromo en Orphan Black (ya lo tenía fichado, aunque yo le cortaría un poco las greñas), no tiene desperdicio. Ellis hace un papel muy similar en ambos casos: millonario filántropo que vive de forma humilde porque llegó hasta donde está casi de casualidad. ¿He mencionado que tenemos la reglamentaria escena del maromo sin camiseta? ¿NO? Pues la tenemos, por supuesto. 

En conclusión, una chica reacia a amar, un chico enamorado que no sabe dónde se mete y un amor (a ratos empalagoso, a ratos perfecto) capaz de todo. Como siempre. El secreto de Adaline es un regalo para la vista, sin duda, pero no es ninguna historia que no nos hayan contado ya de una forma u otra.